La teoría de las relaciones humanas o escuela humanística de la administración
desarrollada por Elton Mayo y sus colaboradores, surgió en los Estados Unidos
como consecuencia inmediata de los resultados obtenidos en el experimento de
Hawthorne, Fue básicamente un movimiento de reacción y de oposición a la teoría
clásica de la administración.
La teoría clásica pretendió desarrollar una nueva filosofía empresarial, una
civilización industrial en que la tecnología y el método de trabajo constituyen
las más importantes preocupaciones del administrador. A pesar de la hegemonía
de la teoría clásica y del hecho de no haber sido cuestionada por ninguna otra
teoría administrativa importante durante las cuatro primeras décadas de este
siglo, sus principios no siempre se aceptaron de manera sosegada,
específicamente entre los trabajadores y los sindicatos estadounidenses. En un
país eminentemente democrático como los Estados Unidos, los trabajadores y los
sindicatos vieron e interpretaron la administración científica como un medio
sofisticado de explotación de los empleados a favor de los intereses
patronales. La investigación de Hoxie fue uno de los primeros avisos a la
autocracia del sistema de Taylor, pues comprobó que la administración se basaba
en principios inadecuados para el estilo de vida estadounidense.
En consecuencia, la teoría de las relaciones humanas surgió de la necesidad de
contrarrestar la fuerte tendencia a la des humanización del trabajo, iniciada
con la aplicación de métodos rigurosos, científicos y precisos, a los cuales
los trabajadores debían someterse forzosamente.
ORÍGENES DE LA TEORÍA DE LAS RELACIONES
HUMANAS
Principales causas del surgimiento de la teoría de las relaciones humanas
NECESIDAD DE HUMANIZAR Y DEMOCRATIZAR LA
ADMINISTRACIÓN, liberándola de los conceptos rígidos y mecanicistas de la
teoría clásica y adecuándola a los nuevos patrones de vida del pueblo
estadounidense. En este sentido, la teoría de las relaciones humanas se
convirtió en un movimiento típicamente estadounidense dirigido a la
democratización de los conceptos administrativos.
EL DESARROLLO DE LAS LLAMADAS CIENCIAS
HUMANAS, en especial la psicología y la sociología, así como su creciente
influencia intelectual y sus primeros intentos de aplicación a la organización
industrial. Las ciencias humanas vinieron a demostrar, de manera gradual, lo
inadecuado de los principios de la teoría clásica.
LAS IDEAS DE LA FILOSOFÍA PRAGMÁTICA DE
JOHN DEWEY Y DE LA PSICOLOGÍA DINÁMICA DE KART LEWIN, fueron esenciales
para el humanismo en la administración. Elton Mayo es considerado el fundador
de la escuela; Dewey, indirectamente, y Lewin, de manera más directa,
contribuyeron bastante a su concepción. De igual modo, fue fundamental la
sociología de Pareto, a pesar de que ninguno de los autores del movimiento
inicial tuvo contacto directo con sus obras, sino apenas con su mayor divulgador
en los Estados Unidos en esa época.
LAS CONCLUSIONES DEL EXPERIMENTO DE
HAWTHORNE, llevado a cabo entre 1927 y 1932 bajo la coordinación de Elton
Mayo, pusieron en jaque los principales postulados de la teoría clásica de la
administración.
EL EXPERIMENTO DE HAWTHORNE
A partir de 1924 la
Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos inició
algunos estudios para verificar la correlación entre productividad e
iluminación en el área de trabajo, dentro de los presupuestos clásicos de Taylor
y Gilbreth.
Un poco antes, en 1923, Mayo había dirigido una investigación en una fábrica
textil próxima a Filadelfia. Esta empresa, que presentaba problemas de
producción y una rotación anual de personal cercana al 250%, había intentado
sin éxito poner en marcha varios esquemas de incentivos. En principio, Mayo
introdujo un periodo de descanso, dejo a criterio de los obreros la decisión de
cuando deberían parar las máquinas, y contrató una enfermera. Al poco tiempo
surgió un espíritu de solidaridad en el grupo, aumento la producción y
disminuyo la rotación.
En 1927 el Consejo Nacional de Investigación inició un experimento en una
fábrica de la Western
Electric Company, situada en Chicago, en el barrio de
Hawthorne, con la finalidad de determinar la relación entre la intensidad de la
iluminación y le eficiencia de los obreros en la producción. Ese experimento,
que se volvería famoso, fue coordinado por Elton Mayo; luego se aplicó también
al estudio de la fatiga, de los accidentes en e trabajo, de la rotación de
personal (turnover) y del efecto de las condiciones físicas del trabajo sobre
la productividad de los empleados. Los investigadores verificaron que los
resultados del experimento fueron afectados por variables psicológicas.
Entonces, intentaron eliminar o neutralizar el factor psicológico, extraño y no
pertinente, lo cual obligó a prolongar el experimento hasta 1932, cuando fue
suspendido por la crisis de 1929.
La literatura relacionada con el experimento de Hawthorne es abundante. La Western Electric ,
empresa de fabricación de equipos y componentes telefónicos, desarrollaba en la
época una política de personal dirigida hacia el bienestar de los obreros,
pagaba salarios satisfactorios y brindaba buenas condiciones de trabajo. En su
fábrica, situada en Hawthorne, había un departamento de montaje de relés de
teléfono, en el cual trabajaban jóvenes empleadas (montadoras) que realizaban
tareas simples y respectivas que exigían gran rapidez. El montaje de relés era
ejecutado sobre una base sostenida por cuatro tornillos, en la cual se
colocaban las bobinas, las armazones, los muelles de contacto y los aislantes
eléctricos. En la época, una empleada montaba cinco relés cada seis minutos. La
empresa no estaba interesada en aumentar la producción, si no en conocer mejor
a sus empleados.
PRIMERA FASE DEL EXPERIMENTO DE
HAWTHORNE.
Durante la primera fase del experimento se seleccionaron dos grupos de obreras
que ejecutaban la misma operación, en condiciones idénticas: un grupo de
observación trabajó bajo intensidad variable de luz, mientras que el segundo de
control trabajó bajo intensidad constante. Se pretendía averiguar que efecto
producía la iluminación en el rendimiento de los obreros. Los observadores no
encontraron una relación directa entre las variables, sin embargo, verificaron
con sorpresa la existencia de otras variables difíciles de aislar, una de las
cuales fue el factor psicológico: las obreras reaccionaban al experimento de
acuerdo con sus suposiciones personales, o sea, se creían en la obligación de
producir más cuando la intensidad de la luz aumentaba, y producir menos cuando
disminuía. Ese hecho se obtuvo al cambiar las lámparas por otras de la misma
potencia, aunque se hizo creer a las obreras que la intensidad de la luz
variaba, con lo cual se verificó un nivel de rendimiento proporcional a la
intensidad de la luz bajo la cual aquellas suponían que trabajaban. Se comprobó
la primacía del factor psicológico sobre el fisiológico: la relación entre
condiciones físicas y la eficiencia de los obreros puede ser afectada por
condiciones psicológicas.
Al reconocer la existencia del factor psicológico, solo en cuanto a su
influencia negativa, los investigadores pretendieron aislarlo o eliminarlo del
experimento por considerarlo inoportuno. Entonces extendieron la experiencia a
la verificación de la fatiga en el trabajo, al cambio de horarios, a la
introducción de periodos de descanso, aspectos básicamente fisiológicos.
SEGUNDA FASE DEL EXPERIMENTO DE
HAWTHORNE.
(Sala de prueba para el montaje de relés)
La segunda fase comenzó en Abril de 1927. Para constituir el grupo de
observación (o grupo experimental) fueron seleccionadas seis jóvenes de nivel
medio, ni novatas, ni expertas: cinco montaban relés, mientras la sexta
suministraba las piezas necesarias para mantener un trabajo continuo. La sala
de pruebas estaba separada del resto del departamento (donde se hallaba el
grupo de control) por una división de madera. La mesa y el equipo eran
idénticos a los usados en el departamento, pero tenían un plano inclinado con
un contador de piezas individual que indicaba, enana cinta perforada, la
producción de cada joven. La producción, fácilmente medible, se constituyó en
el índice de comparación entre el grupo experimental (sujeto a cambios en las
condiciones de trabajo) y el grupo de control (compuesto por el resto del
departamento), que continuaba trabajando siempre en las mismas condiciones.
El grupo experimental tenía un supervisor común, al igual que el grupo de
control, pero además contaba con un observador que permanecía en la sala,
ordenaba el trabajo y se encargaba de mantener el espíritu de cooperación de
las jóvenes. Posteriormente, el observador contó con la colaboración de algunos
asistentes, a medida que se hacía más complejo el experimento. A las jóvenes
convocadas a participar en la investigación se les aclararon completamente los
objetivos de ésta: determinar el efecto de ciertos cambios en las condiciones
de trabajo (período de descanso, refrigerios, reducción en el horario de
trabajo, etc.). Constantemente se les informaban los resultados, y se sometían
a su aprobación las modificaciones que fueran a introducirse. Se insistía en
que trabajasen con normalidad y pusieran voluntad en el trabajo. La
investigación llevada a cabo con el grupo experimental se dividió en doce
periodos para observar cuales eran las condiciones de rendimiento mas
satisfactorias.
· Primer periodo: se registró
la producción de cada obrera en su área original de servicio, sin que lo
supiese, y se estableció su capacidad productiva en condiciones normales de
trabajo. Ese promedio (2,400 unidades por joven) se comparó con el de los demás
periodos, el primero de los cuales duró dos semanas.
· Segundo periodo: se aisló
el grupo experimental en la sala de pruebas, se mantuvieron normales las
condiciones y el horario de trabajo y se midió el ritmo de la producción. Este
periodo duro cinco semanas y sirvió para verificar el efecto producido por el
cambio de sitio de trabajo.
· Tercer periodo: se modifico
el sistema de pagos. En el grupo de control se pagaba por tareas en grupo. Como
los grupos eran numerosos –compuestos por más de 100 jóvenes–, las variaciones
de producción de cada joven se diluían con la producción del grupo y no se
reflejaban en su salario individual. En el grupo experimental se separó el pago
de las jóvenes y, como el grupo era pequeño, ellas percibieron que sus mejores
esfuerzos individuales repercutían directamente en su salario. En este periodo
de ocho semanas, aumento la producción.
· Cuarto periodo: marca el
inicio del cambio directo en el trabajo. Se introdujeron cinco minutos de
descanso a mitad de la mañana y otros cinco a mitad de la tarde. Se presento un
nuevo aumento de la producción.
· Quinto periodo: los
intervalos de descanso fueron aumentados a diez minutos cada uno; de nuevo,
aumentó la producción.
· Sexto periodo: se dieron
tres descansos de cinco minutos en la mañana y otros tres en la tarde. Se
observó que la producción no aumentó, y hubo quejas de las jóvenes en cuanto al
rompimiento del ritmo de trabajo.
· Séptimo periodo: se volvió
de nuevo a los intervalos de diez minutos, uno por la mañana y otro por la
tarde. Durante uno de ellos se servía un refrigerio ligero. De nuevo, la
producción aumentó.
· Octavo periodo: con las
mismas condiciones del periodo anterior, el grupo experimental comenzó a
trabajar hasta las 16:30 horas y no hasta las 17:00 horas, como el grupo de
control. Hubo un acentuado aumento de la producción.
· Noveno periodo: el trabajo
del grupo experimental terminaba a las 16:00 horas. La producción permaneció
estable.
· Décimo periodo: el grupo
experimental volvió a trabajar hasta las 17:00 horas, como en el séptimo
periodo. La producción aumentó considerablemente.
· Undécimo periodo: se
estableció una semana de cinco días; el grupo experimental tenía libre el
sábado. Se observó que la producción diaria de las jóvenes continuaba subiendo.
· Duodécimo periodo: se
volvió a las condiciones del tercer periodo; se quitaron los beneficios
otorgados durante el experimento, con la aprobación de las demás jóvenes. Este
periodo, último y decisivo, duró doce semanas; inesperadamente, se observó que
la producción diaria y la semanal alcanzaron un índice jamás logrado
anteriormente (3,000 unidades semanales por joven en el grupo experimental).
Aunque las condiciones físicas de trabajo en los periodos séptimo, décimo y
duodécimo fueron iguales, la producción aumentó continuamente de un periodo a
otro. En el periodo undécimo, que transcurrió en el verano de 1928, un año
después del inicio del experimento, los investigadores percibieron que los
resultados no eran los esperados. Existía un factor que no podía ser explicado
sólo a través de las condiciones de trabajo controladas experimentalmente, el
cual también había aparecido anteriormente en el experimento sobre iluminación.
No hubo ninguna relación entre la producción y las condiciones físicas, y las
variaciones efectuadas en la sala de pruebas no llegaron a afectar el ritmo de
trabajo de las jóvenes. Entonces, el problema estribaba en saber con cuales
factores correlacionar las variaciones en el ritmo de producción de las
jóvenes.
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